Unas palabras que duelen

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Cuando nos enamoramos la vida parece algo maravilloso, sin embargo no todo lo que sabemos del amor es tan bello como aparece en las películas románticas, y es que pese a que estar enamorado es algo que vale la pena experimentar directamente en nuestra piel, no nos podemos confiar y dejarnos llevar por la primera persona que nos prometa su corazón, pues en el amor mucha gente juega sucio y sin llegar a pensar en las consecuencias que podrán tener sus actos en referencia con los demás.

Por eso hoy os quiero contar mi triste historia, no para que temáis al amor y a teneros que enamorar, nada más lejos de la realidad. Por que con estas palabras quiero demostrar que en el amor también hay lugar para el dolor, para la mentira, y para la mezquindad.

Todo comenzó como comienzan muchas historias de amor, nada que sea fuera de lo común: la conocí un día cualquiera en verano, cuando salía con mis amigos, y nada más verla un escalofrío me recorrió por completo de arriba a abajo la columna.

Hubo mucho feeling desde el principio entre nosotros, por eso mi amor por ella creció tan rápido: tanto que a la semana ya la amaba y le había entregado mi corazón.

Ella me decía que estaríamos juntos para siempre, pero me engañaba, por que tan solo me utilizaba para dar celos al hombre del que ella estaba realmente enamorada.

Cuando su plan dio frutos, no se pensó dos veces el abandonarme para escapar con el hombre que era dueño de su corazón, y no la culpo pues su sentimiento era verdadero, pero no se debe utilizar la mentira para poder conseguir el amor.

Hay que pensar en lo que puede suceder con nuestros sentimientos antes de entregar todo lo mejor de nosotros a una sola persona.

 

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