Desde que tu partida se hizo real no hago más que llorar un río cada vez que tus recuerdos invaden mis pensamientos. Recuerdo todos y cada uno de los besos que hemos compartido y con cada uno añoro el volver a reencontrarnos y ser felices nuevamente.
El brillante sol que ilumina cada ocaso me recuerda a tus ojos que alumbraban el camino por el que junto a ti andaba, eras tú la alegría de mis días pero sé perfectamente que nunca más podré volver a tenerte conmigo y eso es algo que me duele en lo más profundo de mi ya alicaído corazón.