No soy tu amiga, ni soy tu chófer ni tampoco un cajero automático al que puedas recurrir cuando te da la gana. Tampoco soy tu mujer de la limpieza, soy esa a la que se supone que tienes que amar con todas sus virtudes y por supuesto, con todos sus defectos. Porque soy una mujer real, de carne y hueso y tengo muchos más defectos que virtudes, eso seguro.
Me enfadaré, te reñiré porque me harás cabrearme, te volveré seguramente loco en más de una ocasión y seré tu peor dolor de cabeza en mucho tiempo. Parece que todo sea malo pero no es así, porque siempre y cuando me necesites, estés donde estés y quieras lo que quieras, siempre estaré a tu lado. Por una sencilla razón. Porque te quiero.
Te amo, nunca encontrarás en esta vida a alguien que te quiera tanto como lo hago yo, que se preocupe tanto como yo y que le importes más que a mí. Porque hay que pensar que cuando cuentes lo que quieras, que ya no te importe nada, ni siquiera las cartas, los regalos, los mensajes de cada mañana o de cada noche… nunca dejarás de extrañarme. Lo mínimo que puedes hacer es eso, porque cuando no piensas en mi eso mi corazón lo siente y lo padezco.
Eres ese hombre que me ha hecho enloquecer, que me hace sentir mujer, a la que quiero con locura y con el que cierro mis ojos y trato de tocarte aunque sea en sueños o en mi imaginación. Me gusta tratar de sentir tus manos sobre mí y por ello hoy quería escribir algo diferente y salido directo de mi corazón. Para que sepas que para mí, el mejor regalo no es algo material sino alguien tan especial como tú que me abrace y que me diga que pase lo que pase, estarás a mi lado.
Te quiero, espero que todas estas palabras te lleguen al corazón porque salen directas de mi alma y que se te quede grabado a fuego que… siempre estaré a tu lado, amor mío.