Porque juegas conmigo
Par ti, sabes a quién me refiero.
A veces no logro entenderte, eres una persona oscura y un muro que no sé cómo franquear. Eres increíble y, en ocasiones, malvado. Yo soy una persona franca y sencilla que un día, sin saber cómo, me encontré contigo y me enamoré de ti casi como una loca. Tú, en un momento dado, me quisiste también, vivimos felices y con un futuro esperanzador, uno que parecía más bonito que mil soles y que nos hacía sonreír cada vez que hablábamos de él o nos poníamos a pensar en él mirándonos a los ojos, con amor y con paciencia.
Luego, llegó un día en que el amor nos pudo y éramos felices, pero poco sinceros, algo extraño nos inundó, aunque tú me prometías, por todos los medios, que eso no nos separaría, que nada en el mundo nos podría decir que no nos amábamos. Todo el mundo nos lo decía: parecéis el uno del otro, la mejor pareja del mundo. Y yo, como una tonta, me lo creí, claro que lo hice, pues no había nada en lo que no creer, no había problemas, solo amor. Un amor para ti y para mi tan fácil y sencillo como estar juntos.
Pero un día todo pasó, sin querer, te vi con otra, riendo y pasando el rato, sin pensar en mí. Cuando te pregunté me dijiste que no era nada, pero sé que estás jugando conmigo ¿por qué? ¿Qué razón te lleva a no quererme ahora cuando siempre me has querido? ¿Y para estar con otra? Si me quieres, dímelo, sino me quieres, déjame, pero no hagas eso, no estés a dos bandas, pues, por el amor que nos tuvimos, no es justo. No lo es para mí, ni para ella. Decídete y piensa en lo que fuimos.
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