La peor de las heridas

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Me enamoré como si fuera un niño pequeño,

sin condiciones, sin resistir en mi empeño,

esa mujer maravillosa, única, vital,

con las proporciones de una misma diosa.

Pero sin esperarlo ni un solo momento,

sus besos se convirtieron en mi lamento,

ese que llega de repente, sin fundamento,

y no encuentran más que noches de tormento.

Ella ya no me ama, es lo único que puedo decir,

como un sonámbulo, me oculto, no quiero vivir,

y ahora, tan pequeño que temo dejar de existir,

busco una razón, una razón para resistir.

Las heridas de amor son la peor de las heridas,

esas que amargan a millones de vidas,

y no hay escape, no existen huidas,

más que velar por todas las almas perdidas.

Tu recuerdo se me clava como un alfiler,

pero me quedaré el recuerdo, eso no lo puedo perder.

Tan grande, que eterno como yo ha de ser.

 

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