Lágrimas de cocodrilo

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Te escribo esta carta para decirte que no puedo más, que hemos llegado hasta aquí. No puedo creerme más tus lágrimas de cocodrilo.

Hoy he pasado todo el día pensando en ti, en cómo nos comportamos la otra noche y qué hice yo para merecer lo que ocurrió. Luego, cuando lo hablamos con tranquilidad me di cuenta de que yo no te importo en absoluto, solo me quieres a tu lado por no perder la costumbre. Cuando me engañas, cuando me haces daño, te da igual.

Y lo peor es que hasta lloras, para convencerme de que debo estar contigo, de que no hay otra opción en mi vida, pero debo decirte algo alto y claro: no eres mi única opción. Yo no estoy sola y no tengo porque soportar a alguien que no me merece.

No olvides nunca que yo también valgo mucho y que, por mucho que supliques y llores, si no cambias tu actitud, esa que tienes conmigo, jamás podremos volver a estar juntos.

Trátame bien, trátame como a una persona a la que has amado con todo el corazón o nunca te perdonaré que no me hayas querido bien.

Al corazón de una persona se llega por muchas vías, y una de ellas, quizá la más importante, es la confianza, el saber que cuando reímos juntos lo hacemos por amor, que cuando lloramos juntos lo hacemos por desamor y que nada en el mundo podrá separarnos.

Pero tú has conseguido que yo pierda la fe en nosotros. Y no sé si quiero recuperarla después del tiempo que pasamos juntos el otro día.

¿Me quieres? Demuéstralo, vuelve a ser una persona real, que se preocupa por mí. Vuelve a ser a quién más he amado en mi vida. Olvida los fingimientos y vuelve a ser especial.

Sino, nunca más me creeré otro te quiero de tu boca.

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